Una colonoscopía es un examen que se utiliza para detectar cambios o anomalías en el intestino grueso (colon) y el recto.
Durante una colonoscopía, se inserta un tubo largo y flexible (colonoscopio) en el recto. Una pequeña cámara de video en la punta del tubo le permite al médico ver el interior de todo el colon.
Si es necesario, los pólipos u otros tipos de tejido anormal se pueden extirpar a través del colonoscopio durante una colonoscopía. También se pueden tomar muestras de tejido (biopsias) durante una colonoscopía.
Tu médico puede recomendar una colonoscopía con los siguientes objetivos:
Antes de una colonoscopía, deberás limpiar (vaciar) el colon. Cualquier residuo que haya en el colon puede dificultar la visualización de dicho órgano y del recto durante el examen.
Para vaciar el colon, el médico puede pedirte lo siguiente:
Además, comunícale al médico si tomas aspirina u otros medicamentos anticoagulantes, como warfarina (Coumadin, Jantoven); anticoagulantes más recientes, como dabigatrán (Pradaxa) o rivaroxabán (Xarelto), utilizados para reducir el riesgo de formación de coágulos o de sufrir un accidente cerebrovascular o medicamentos para el corazón que afectan las plaquetas, como clopidogrel (Plavix).
Posiblemente debas ajustar las dosis o dejar de tomar los medicamentos temporalmente.
Una colonoscopía presenta pocos riesgos. En raras ocasiones, las complicaciones de una colonoscopía pueden ser las siguientes:
Después de analizar los riesgos de la colonoscopía contigo, tu médico te pedirá que firmes un formulario de consentimiento que autorice el procedimiento.
Contáctenos
Torre Sur Piso 8, consultorio 805